Cada vez surgen nuevos grupos políticos partidarios de la desaparición de las provincias: la de Granada y todas las demás.
Lo peor es que esa opinión no es fruto de una reflexión profunda, sino de una moda iniciada por Rubalcaba al poner a las Diputaciones Provinciales en el punto de mira, sobre todo desde que su partido perdió el control de gran número de ellas.
A esa moda se sumó Rosa Díez con su partido UPyD, así como el reciente Movimiento Ciudadano encabezado por Albert Rivera, el cual visitó Granada el sábado pasado y dejó clara su propuesta de hacer desaparecer a las Diputaciones Provinciales para que sus funciones sean asumidas por las comunidades autónomas.
Ciertamente hay que eliminar grasa de la administración. Sin embargo son las autonomías las que acumulan la mayor parte del despilfarro de dinero público, con una deuda superior a 193 mil millones de euros, que no es el doble ni el triple, sino 26 veces mayor que la del conjunto de diputaciones provinciales. Desde Europa también se indicó que España debía adelgazar sus autonomías, opinión compartida por el 40% de españoles (Ideal 08/10/2012), aunque finalmente España prefirió adelgazar Sanidad, Ciencia y Educación. Por tanto, parece evidente que no podemos eliminar una administración provincial ciertamente eficiente, aunque mejorable, para engordar a una administración autonómica derrochadora.
Las diputaciones además pueden ser la clave para cortar el despilfarro si asumen los servicios de las autonomías en cada provincia, tal como proponían en 1981 los informes de Enterría y el primer Estatuto andaluz. Esto es porque evitan la burocratización de los servicios centrales autonómicos y hacen innecesarios a los delegados provinciales de la Junta, cuya elección también es mucho menos democrática que la de los diputados provinciales.
Más aún, si desaparece la institución provincial, la Junta de Andalucía manejaría a su antojo desde Sevilla el presupuesto y las decisiones políticas que hoy le corresponden a Diputación. Desaparecería lo único que representa a Granada como territorio y así perderíamos a la única institución que puede defender a toda la provincia de un creciente centralismo sevillano.
Por todo ello, en Más Granada defendemos una diputación que luche por nuestra provincia, coincidiendo con otras personalidades (José Moreno-Dávila, Ideal 14/06/2012) y con ese creciente número de españoles que piensan que el problema está en las autonomías y no en las provincias.
En este tema de tanta trascendencia, nuestra opinión queda clara. Sin embargo, granadinos como Luis Salvador de Movimiento Ciudadano, Mayte Olalla de UPyD, así como la cúpula socialista de Granada, deberían aclarar si prefieren suprimir nuestra institución provincial, certificando la defunción de la provincia de Granada.
Remedios Roldán Ávila